Alcaudete imaginado

sábado, 28 de noviembre de 2009

Narices


No es un problema tener la nariz tan grande, no. Es una seña familiar, que refrenda mi noble estirpe. Mi hija también la tiene y no se avergüenza de ella. Hubo un tiempo que sí, que trató de convertirla en una naricita “barbi”. Eso pasó, gracias a Dios que iluminó su camino y a Gerardo, su marido, que cayó en sus brazos presa del hechizo de su apéndice y de mi dinero, claro. No puse problema a su noviazgo con la condición de que la convenciera de no operarse.

Como veis no tengo complejos, la dificultad no radica en esta nariz desproporcionada, en esta ala delta pegada a mi rostro pellejudo. El problema es que se trata de un apéndice viejo sobre una cara desgastada. Y ella es tan joven,… tan hermosa, con esa voz dulce repleta de matices de ron añejo y esa sonrisa de nácar. Hoy me besó, antes de coger la silla de ruedas y empujarla. Creo que es dominicana y que mi hija le paga bien para que me limpie las babas.

10 comentarios:

  1. una historia preciosa para un domingo que por fin llueve. Un placer leerte...

    ResponderEliminar
  2. Vaya micro, Felisa. ¡Tiene narices! Je,je.. Muy bueno.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. ¡Caray! por no decir, ¡Narices, que bueno!, Felisa. Desde luego, hacerse viejo es un problema.

    Besos

    ResponderEliminar
  4. Un pequeño relato ¡de narices! Nunca dejaré de sorprenderme. En pocas líneas has condensado toda una historia.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. PUES YO TENGO UN ANARI GIGANTESCA Y ME DEPRIME PIS QUIERO ASEPTARME COMO SOY UN NARIZOTAS PERO NO ME QUIERO HACER PLATAS O PROBLEMAS TOTAL ME HARE LA RINOPLASTIA LO QUE UNPORTA ES SER FELIZ Y CINLPIR TUS METAS

    ResponderEliminar