Este es mi primer artículo en el Diario Jaén, con él se inicia una colaboración que se materializará una vez cada cuatro semanas, en miércoles.
Realidad o ficción.
Empiezo esta
columna con el alma dividida entre la literatura y la economía, será porque
cuando me preguntan a qué me dedico aún me cuesta definirme entre escritora y
economista. Me gustaría hablar solo de lo primero, trasladarme a mi mundo
imaginario donde puedo manejar situaciones y personajes a mi antojo; vivir
acunada por la ficción, arropada por las historias, que tantas veces han sido
refugio propicio de todos mis males. En las novelas, los problemas son
efímeros, y desaparecen una vez has cerrado el libro, se quedan atrapados en
sus páginas. Sin embargo, mi otro mundo, el que llena mis mañanas, está repleto
de cifras de parados y de gente que busca el autoempleo como única salida a una
situación desesperada. Capitalizar el pago único, cobrar de una vez el
desempleo para poner en marcha una actividad precaria, parece ser la única
salida que le queda. No hace tanto tiempo, los emprendedores venían con ideas
frescas y financiación debajo del brazo. Hoy eso es impensable, los bancos se
han convertido en muros infranqueables. Es un deporte de riesgo pedir un
crédito, puede minar la moral del más pintado.
Y a mí, pobre ingenua,
me gustaría detenerme en describir la belleza de un almendro en flor y narrar
lo sentido cuando descubrí el primero de este enero frío; la sorpresa, tantas
veces revivida, de ver un árbol cubierto de pétalos blancos en lo más crudo del
invierno. Ser escritora nada más, y alejarme de un mundo real que cada vez me
gusta menos. Sin embargo, la realidad no es tan fácil de vencer, está bien
pertrechada, y se vale de cualquier medio para asaltarnos, no hay más que abrir
un periódico, conectar la radio o ver la televisión. Las noticias, malas por lo
general, se encargan de recordarnos lo que somos y dónde estamos, y tenemos
miedo a imaginar hacia dónde nos dirigimos, ese miedo provoca que nos tiemble
el pulso cuando hablamos de futuro. Pocos días atrás, la Encuesta de Población Activa
(EPA) nos decía que uno de cada cuatro españoles está parado. En Jaén la
situación se agrava, con un desempleo que supera al 37 por ciento, uno de cada
tres jiennenses no sabe cómo llegar a fin de mes. ¿Cómo librarnos de esta
realidad que nos acosa? ¿Y si cerramos el periódico, y si apagamos la
televisión, y si no escuchamos la radio…? Qué ilusos. Ella sabe como
alcanzarnos, nos mira desde los ojos de un familiar afectado por un ERE, nos
habla por la boca del vecino que este año no pudo dar ni un jornal en la
aceituna, nos conmueve cuando pasamos por la puerta de Cáritas y contemplamos
una multitud de personas tristes y abatidas. La realidad es así, implacable y
fría, como el invierno. Ah, si pudiéramos ser tan fuertes como la frágil flor
del almendro…