(Con Ana María Hidalgo, la directora del Centro)Creo que mi vocación de escritora se despertó en segundo de BUP, lo que ahora sería cuarto de la ESO. Fue una profesora de Lengua la que nos incitó no sólo a leer, sino a perder el miedo y empezar a escribir. Aquel año todos los alumnos escribimos una novela, recuerdo que la mía se titulaba "Cuando los muertos no mueren", ya apuntaba maneras por entonces, en matar gente me refiero. Después esta vocación estuvo latente durante muchos años, hasta el 2006, que la reinicié de nuevo.
El pasado viernes regresé a mi instituto, ahora es mucho más grande, lo han ampliado, pero se mantiene la parte antigua, los pasillos que yo tantas veces recorrí siguen allí, y las imágenes de un pasado amable me asaltaban a cada paso. Viví muchas cosas en esas clases, en esos pasillos, buenas y malas, pero la memoria, que afortunadamente es selectiva, sólo me trajo los buenos momentos.
Presenté mi libro "Trece cuentos inquietantes" a los alumnos de primero de bachiller, la mejor manera que se me ocurrió fue que ellos mismos leyeran fragmentos de mi obra. Creo que funcionó, y que conseguí mantener su atención durante la hora que duró el acto, a esas edades son muy revoltosos, todos lo hemos sido.
Me dio pena que muy pocos se declararan lectores habituales, demasiadas distracciones fáciles: internet, móviles, televisión, videojuegos,... Traté de despertar en ellos las ganas de leer, supongo que es lo que intentan sus profesores todos los días, así que no me hago demasiadas ilusiones al respecto. Por si acaso, regalé al instituto un ejemplar de mi novela y otro del libro de cuentos, a ver si algunos alumnos se animan a leerla.
Os dejo algunas fotos del acto, son de mala calidad, pero he querido poner las de todos los alumnos que leyeron.
(El más valiente, el primero en salir a leer) (Con el profesor, que tampoco se libró)