Si algo tenemos seguro cuando nacemos es que algún
día hemos de morir. Sin embargo, cualquier cuestión relacionada con la muerte
genera inquietud, hasta el punto de que nos cuesta referirnos a ella con
naturalidad. A pesar de habernos criados arropados por la religión cristiana,
que nos promete el paraíso eterno, no nos hace demasiada gracia la idea de que
“polvo somos y en polvo nos convertiremos”-ese mismo polvo que el Papa no
quiere que vayamos esparciendo por ahí-. Desde tiempos inmemoriales, alrededor
de la muerte se han ido tejiendo multitud de ritos y ceremonias. Gran parte de
los restos arqueológicos que han llegado hasta nuestra época proceden de tumbas
y monumentos funerarios, pongamos como ejemplo las pirámides. Quizás sea el momento
de abordar este asunto con más ligereza y, mientras escuchamos la canción de
Mecano No es serio este cementerio, organizar rutas turísticas por los hermosos
camposantos de nuestra provincia, pues varios de ellos han recibido premio en
el certamen organizado por la revista Adiós: Alcaudete, Linares y Alcalá La
Real.
(Artículo publicado el 2 de noviembre en Diario Jaén)