lunes, 24 de septiembre de 2012

Presentación del Club de las palabras prohibidas en Noguerones

lunes, 17 de septiembre de 2012

Ojos de niña sobre el estrecho, de Emy Luna






Hay muchas formas de acercarse a un libro, y reconozco que cuando abrí el de amiga Emy ya iba predispuesta al disfrute, al gozo de recrearme en una prosa sencilla y hermosa a un tiempo, elegante podría ser la palabra más adecuada para definirla.
No me decepcionó. Me gustó desde el primer párrafo, que dice así:
“Dicen que la diferencia entre un escritor y el no lo es, radica en la mirada. Donde el que no es escritor sólo ve un suceso cotidiano, el que fabrica historias descubre, en el mismo hecho, el germen de una historia única, diferente, digna de ser contada.”
Y eso es lo que ha hecho la escritora para nosotros, ha fabricado historias con los retazos de sus recuerdos, las ha hilvanado con cariño y ternura, hasta lograr una prenda armoniosa y con estilo.
Desde el primer capítulo he visto con los ojos de Emy sus recuerdos, y los he hecho míos. Yo, que soy de tierra adentro, me he dejado bañar por las olas, he recorrido las calles de Algeciras, he subido a tender a la azotea, he cazado ranas, me he ido en un camión del ejército para a la playa del Rinconcillo…
 Y al final, me he dejado conmover con un poema que ya había escuchado de labios de la autora, “Mi niño sueña”, porque Emy Luna sabe convertir en poesía hasta el sufrimiento más duro.

Esta es otra publicación de la nueva editorial El desván dela memoria, que demuestra así su apuesta por la calidad y los nuevos autores. Puedes adquirir el libro sin gastos de envío pinchando aquí .

La autora

Emy Luna nace en San Roque (Cádiz) en 1957. Desde los dos años vive en Algeciras. Su amor por la literatura y los libros nacen con ella. Profesora de Diversificación de la ESO, reparte su tiempo libre entre su familia, el deporte, la pintura y la escritura, su gran pasión.
Colabora desde hace tres años con el programa La Firma de la Cadena Ser, tribuna de opinión desde donde por primera vez comparte con los demás lo que siente y escribe.
Ha sido premiada y publicada en diversos certámenes literarios. Con Ojos de niña sobre el Estrecho, su primer libro, Emilia Luna Martín ofrece un mosaico de memorias de infancia. Un paseo nostálgico por la Algeciras de los años sesenta, donde la tristeza por una época perdida encuentra su bálsamo en la mirada tierna de una niña. Podría ser la mirada de cualquiera, en un intento de recuperar la Algeciras de Los Ladrillos, de la Perseverancia, del Casino Cinema...


Como mis torpes palabras son incapaces de describir el contenido de este libro, lo mejor es dejaros con uno de los capítulos.

Un cielo de lunares

Recuerdo el movimiento que había en mi casa los días anteriores a la feria. Todo era limpiar y guardar alfombras, sacar maletas viejas llenas de ropa de los altillos. De las cosas más divertidas era cuando mi madre nos colocaba a los más pequeños encima de una mesa para probarnos la ropa del año anterior y comprobar que todo nos quedaba corto y estrecho. El talle de aquellos preciosos vestidos se situaba casi cerca del pecho en vez de ajustarse a nuestra delgada cintura. Pero el mejor momento era cuando mi madre decidía sacar los trajes de gitana de las niñas. Mi corazón se agitaba mientras bajábamos las escaleras con la maleta en la mano hasta llegar al segundo piso. Me apostaba junto a ella en espera de que el mío saliese de una de las maletas. Siempre me asaltaba la duda de si estaría allí el vestido o habría desaparecido por alguna desconocida razón.
Una mezcla de miedo, emoción. Sale casi muerto de la maleta y va cobrando vida a medida que las sacudidas y el agua lo van despertando. Hay que probar si aún me queda bien. Mi corazón se encoje. Sólo hay que añadirle un nuevo volante. Respiro. Tras horas de plancha, a las que asisto casi sin respirar, mamá lo cuelga de su lámpara en una percha junto a la ventana. Pego mi espalda al suelo y siento en mí el leve vaivén de sus volantes con la brisa. Momento mágico, casi religioso, de intimidad absoluta, eterno, similar al que disfrutan los toreros ante su altar antes de entrar en el ruedo. Solos él y yo. Mañana será de quien lo mire, hoy es mío.
Esa noche me dejan dormir en una cama plegable bajo él. Un cielo de lunares.
Tengo más de cincuenta años, y algunas noches, cuando el sueño me obliga a cerrar mi libro, antes de apagar la luz me dejo llevar por el brillo acristalado de mi lámpara y aún puedo ver mi traje de flamenca balanceándose de ella, devolviéndome a mi niñez.



lunes, 10 de septiembre de 2012

El club de las palabras prohibidas, un homenaje a Ray Bradbury






Al poco de empezar a escribir El club de las palabras prohibidas, cuando aún no tenía ni título, comenté con una amiga el argumento de mi novela. Ella me preguntó si me había inspirado en Fahrenheit 451 de Bradbury, ya que le parecía que la historia era muy similar. En ese momento se me vino el mundo abajo, yo no había leído esa novela, y no sabía hasta que punto mi historia podría parecer un plagio de la de Bradbury.
Ramón, mi profe, me dijo que no me preocupara, que, en realidad, hay muy pocos argumentos originales, que casi todo ya está escrito, que lo que distingue una historia de otra es la forma de contarla.
Tras leer la novela de Bradbury, decidí continuar con mi historia, pues si bien tenían ciertos puntos en común, por ejemplo, los libros estaban prohibidos en ambas, eran muy diferentes en otros aspectos. Fue entonces cuando decidí convertir mi novela en un homenaje a otras de ciencia ficción como Fahrenheit 451, 1984 de Orwell o Un mundo feliz de Huxley. Una forma de acercar a los lectores más jóvenes a estos autores, de despertar su interés por esas obras maestras de la literatura. Por eso hago que aparezcan dentro la novela, incluso en una de las primeras páginas se reproduce un extracto de Fahrenheit 451:

No estaban seguros de que lo que llevaban en sus mentes pudiese hacer que todos los futuros amaneceres brillasen con una luz más pura, no estaban seguros de nada, excepto de que los libros estaban bien archivados tras sus tranquilos ojos, de que los libros esperaban, con las Páginas sin cortar, a los lectores que quizá se presentaran años después, unos, con dedos limpios, y otros, con dedos sucios.

 Este año ha fallecido Ray Bradbury y me gustaría que mi novela fuera un modesto homenaje a este autor que tanta y tan buena literatura nos ha dejado. 

viernes, 7 de septiembre de 2012

Alcaudete Imaginado: La feria


Dentro de pocos días se inicia la Feria Real de Alcaudete, y este año he querido que mi aportación al programa de fiestas fuera un relato que transcurriera en la feria, que recogiera sus peculiaridades, como el Concurso Hortofrutícola, donde se pueden admirar los frutos de las huertas de las vegas alcaudetenses: melocotones, manzanas, peras, uvas, nueces, tomates, pimientos,...
Tenemos una huerta en la ribera del río Víboras y un año nuestros melocotones ganaron el primer premio del concurso. Fue todo un orgullo, pues la competencia era muy dura.
También me gustaría destacar la feria de día, por el entorno en que están ubicadas las casetas, el parque de la Fuensanta, repleto de árboles que procuran sombra y frescor al visitante.
 Espero que os guste mi relato, y no dejéis de visitar Alcaudete, merece la pena. Más información en: www.alcaudete.es






 La Feria

No has cambiado nada. Es lo primero que te he dicho nada más verte. Sonríes y me ofreces tu brazo, como solías hacer cuando de novios íbamos a la Feria. Me siento tan ligera, han crecido alas en mis zapatos. Mis huesos se han olvidado de quejarse esta tarde, incluso ha desaparecido la pesadez que me atenazaba las piernas y mis tobillos se han desinflado.

Subimos despacio, sin prisas. Caminamos por la acera de la Avenida de Andalucía, no nos molesta la gente, ni los coches, ni el ruido, ni siquiera el calor vespertino de un sol agonizante. Ya nada puede perturbarnos.

Llegamos al Parque de la Fuensanta, contemplas absorto la fuente de colores. Me gusta ver tu cara de niño gozoso, me miras con aires de pregunta. Sí, es nueva, te digo, llevas demasiado tiempo sin venir. Asientes con la cabeza, y te noto un poco triste. Mejor no hablar de tus años de ausencia. Nos sentamos en un banco, me tomas de la mano y susurras palabras de amor a mi oído. Puedo oírlas claramente, como si de pronto hubiera recobrado un sentido casi perdido. Mi vista también parece más aguda, distingo con claridad el brillo azulado de tus ojos. Te lo comento extrañada, y me dices que no me preocupe, que es normal en mi estado actual. Supongo que tú ya has tenido tiempo de acostumbrarte, ha pasado tanto tiempo desde el accidente.

Ahora recorremos el paseo, lo observas todo con atención, te marean las luces, mucho más intensas que cuando nos conocimos, muchos años atrás. Las casetas del turrón son los que más se asemejan a las de antes, el resto es nuevo para ti. Me preguntas por esos rostros extraños, por esas pieles oscuras que regentan alguno de los puestos de collares y pañuelos. Te empeñas en probarme un mantón, me dices que siempre me sentaron muy bien. Nada más cogerlo, notas que no son como los de antes, que no tienen el tacto de la seda, ni el bordado de mis manos.

Mis manos, siempre me decías que era lo más bonito que tenía, mis manos de deditos finos y piel suave. Míralas ahora. Tan sólo son sarmientos viejos y decrépitos. Seguimos avanzando, cada vez me siento más ligera, ni siquiera me molestan los zapatos de tacón, me siento liviana, como si flotara arrastrada por un viento suave y acogedor. Creo que es tu brazo en mi cintura el que provoca esa sensación en mi cuerpo. A la derecha está la caseta Quinto Centenario, los músicos preparan los equipos de luz y sonido para dentro de unas horas empezar a tocar. Ya verás, no son como los de entonces. Hay chicas que visten ropa atrevida, faldas muy cortas que dejan a la vista sus piernas. A mí no me importa que las mires, no soy celosa, sé que siempre me has querido, y que eso ya no lo va a cambiar nadie, no pudieron mis padres, que tanto se opusieron a nuestro amor.

Aunque parezcan diferentes, los músicos también tocan canciones de las nuestras: boleros, tangos, vals, pasodobles,… Quizás, luego, si no estás muy cansado, podríamos venir a bailar. Ahora ven, sígueme. No, no me sueltes de la cintura, agárrame fuerte, a veces temo que te desvanezcas, que sólo seas un sueño y que, cuando despierte, ya no estés aquí. No te rías, no me llames tonta. Te he echado mucho de menos. Vamos, esto te va a gustar. Sí, es “la fruta”, ahora lo llaman concurso hortofrutícola y vienen autoridades de fuera a inaugurarlo todos los años. A mí me suelen traer mis hijas a verlo. Es lo que más me gusta de la Feria. Recuerdo cuando tú venías desde tu huerta, allá en el Vado Judío, con tu borrica Romea cargada de melocotones. Siempre te pasabas por mi casa para dejarme los mejores y yo te regañaba, así nunca vas a ganar el primer premio, te decía. Tú eres mi mejor premio, repetías cada año. Luego, mi madre salía con cara de pocos amigos, y seguías tu camino hacia la feria, riéndote de su mal genio.

No creas que te olvidé. Nunca lo hice, ni siquiera el día de mi boda, cuando me casé con Isidro. Yo a él le tenía cariño, lo cuidé bien hasta que murió. Me dio dos hijas guapas y trabajadoras, que ahora se ocupan de mí. Lo tuyo era distinto. Fuiste mi primer amor, y el único. Sí, quiero que lo sepas, quiero que sepas que no quise a nadie después de ti. Ni siquiera a Isidro, ya te digo, a él sólo le tenía cariño.

Mira, mira esos melocotones, son hermosos, dorados, grandes. No, no me hagas reír, mi piel no es más suave que la suya, nunca lo fue, a pesar de que tú estabas empeñado. Melocotoncito, me llamabas, y a mí me subía tal rubor a la cara que más bien parecía un tomate maduro.

Venga, sigamos, vamos a ver algo que te gustará. Dejemos atrás los puestos de tiro, no estamos nosotros para probar la puntería, quiero enseñarte las casetas. Hace fresquito aquí, ¿verdad? Los árboles del parque nos prestan su sombra. Son bonitas, sus flores de papel parecen de verdad, me gusta el contraste de los colores. Sí, la música está un poco alta, cosa de la juventud, pero da alegría a la vida.

Ahora, vamos a sentarnos a la Rosaleda, quiero disfrutar en silencio de tu presencia. Supe que ibas a venir a recogerme, por eso pedí a mis hijas que me arreglaran con un vestido de fiesta, que me pusieran unos zapatos de tacón y el collar de perlas, quería estar guapa para ti. Lo he sabido todos estos años, por eso no he sufrido cuando se acercaba la hora, el momento que tanto temen los demás. Sabía que lo único que te traería sería mi muerte.




jueves, 6 de septiembre de 2012

Usura de Pedro Asensio Romero

No es el género policíaco el que más me apasiona, tampoco la novela histórica, pero Pedro Asensio Romero consigue combinar ambos géneros con gran maestría y ha logrado que me enganche sin dificultad a esta historia que se inicia con el asesinato de Arístides Berjón, director de una caja de ahorros. En su mano guardaba una nota: Turpe Lucrum (vergonzosa ganancia), expresión utilizada por la iglesia medieval para condenar a los prestamistas y comerciantes que aplicaban interés al dinero.
Al atractivo de la novela contribuyen los inspectores protagonistas, Antoni Rivas y Aurora Quitantes, personajes bien definidos, que nos sirven de hilo conductor para ir conociendo al resto de los actores que tejen la trama de esta historia policíaca, a la vez que se nos muestran vulnerables, como personas que son.
El libro está escrito con una prosa muy correcta, logra mantener la tensión narrativa y la atención del lector de principio a fin. Además, consigue algo nada fácil, mezclar el género policíaco con la historia y la economía, sin que en ningún momento chirríe, ni se note forzado. Así mismo, nos proporciona una profunda reflexión sobre la situación económica actual.
Pedro ya lo hizo con Un economista de letras, su anterior novela, logró combinar la ficción y la Economía para darnos unas lecciones magistrales, y muy accesibles, sobre esta última.
No me queda sino darle la enhorabuena por este nuevo libro y animarle a que siga escribiendo. 
Puedes ver el booktrailer en el siguiente enlace: http://www.youtube.com/watch?v=T_lHYt3OWw4



SIPNOSIS:
El asesinato del director de una sucursal de una caja de ahorros en Almería desata una investigación policial que nos revela algunas de las confabulaciones del sistema bancario e hipotecario de nuestros tiempos, y nos recuerda la antigua doctrina eclesiástica de la usura. Un thriller policial que sin duda está en consonancia con los tiempos que vivimos.
Turpe Lucrum (vergonzosa ganancia) era la nota que guardaba en la mano Arístides Berjón al ser asesinado en su oficina de la caja de ahorros. Muy pronto, los inspectores Antoni Rivas y Aurora Quirantes de la Brigada Judicial de Almería, desvelan que la víctima había fundado la Hermandad del Lucro Cesante como pretexto para criticar el protagonismo de algunos canónigos en el Consejo de Administración de la caja donde trabajaba. Además, era el autor de un blog que narraba la historia de un estudiante enfrentado a las nuevas corrientes financieras surgidas en el seno de la Universidad de Salamanca, allá por el siglo XVI.
A través de la investigación, Rivas y Quirantes nos sumergen dentro del mundo de las cajas de ahorro, las finanzas y las estrategias comerciales llevadas a cabo durante el boom inmobiliario que nos ha llevado al borde del precipicio financiero.
Según Gregori Dolz, director de Alrevés, “Usura es una obra de ficción escrita con precisión y ritmo, pero que además esconde entre sus líneas una clase magistral de economía que nos desvela por qué y cómo las cajas de ahorro llegaron a la situación en que se encuentran actualmente”.
El lector abordará las páginas de Usura atraído por una original trama que expone con acierto las grandes cuestiones que azotan la actualidad informativa mundial, y particularmente la de España.


EL AUTOR
Pedro Asensio Romero es economista y escritor. Ha desempeñado diversos cargos de responsabilidad política y directiva en el ámbito de las Corporaciones Locales. Durante año y medio vivió en Oriente Medio, donde trabajó como administrador de los Institutos Cervantes de Beirut, Amman y Damasco. Apasionado de la literatura, la comunicación, los ayuntamientos y la gestión pública, imparte cursos y seminarios por España e Iberoamérica. Ha publicado los ensayos El libro de la gestión municipal (Díaz de Santos, 2006) y Marketing municipal (Díaz de Santos, 2008), así como la novela Un economista de letras (Antoni Bosch Editor, 2009), una singular apuesta que se enmarca en el género de la narrativa sobre economía.
Para más información acerca del autor y su obra, pueden visitar:




lunes, 3 de septiembre de 2012

¿Queréis conocer a Nova?





EL CLUB DE LAS PALABRAS PROHIBIDASCuando describo a un personaje, por lo general, no me inspiro en una persona en concreto, no busco un modelo y le copio las facciones. Es más, cuando imagino a mis personajes nunca los veo con unos rasgos demasiado concretos, para mí son brochazos, el color de los ojos, la forma de la nariz, el grosor de los labios… Me gusta conservarlos tras un velo de tul que los difumina. Quizás sea porque pienso que debe ser el lector quién le ponga cara, quizás porque soy así de perezosa, o quizás porque me interesa muchísimo más la descripción interior, sus miedos, las motivaciones, la bondad, la maldad, el niño que habita en su interior, la soledad, la tristeza…
EL CLUB DE LAS PALABRAS PROHIBIDAS
Supongo que cada escritor valorará un aspecto u otro, yo intento escribir lo que me gustaría leer y, tengo que reconocer, me aburren un poco las descripciones demasiado exhaustivas. Las admiro, admiro a los escritores que son capaces de estar diez páginas describiendo un lápiz, pero yo sería incapaz, me motiva mucho más avanzar en la historia. A veces, incluso me tengo que frenar, pues un argumento sin detalles pierde muchísimo, son necesarios para crear el sueño de la ficción, como diría Gardner.

Todo esto viene al hilo de las ilustraciones que para mi novela juvenil “El club de las palabras prohibidas” ha realizado Mar Del Valle Senoae . Cuando vi la cara de Nova, la protagonista, me pareció que la ilustradora  había logrado reflejar en su rostro la decisión, el empuje, la fuerza de mi personaje y también, cómo no, la angustia y el miedo que a veces la asalta. Son unos dibujos preciosos, y me siento feliz de que acompaña al texto de mi libro.
Podéis ver más trabajos de Mar en su blog: http://mardelvalleseoaneluna.blogspot.com/



domingo, 2 de septiembre de 2012

El club de las palabras prohibidas

En más de una ocasión he comentado que una de las cosas que he aprendido en mi aventura literaria ha sido a esperar. No valen las prisas por publicar, ni el deseo de llegar rápidamente a mucha gente. No, las cosas no pasan así, necesitan su tiempo. Pero también he aprendido que a cada novela, relato o poesía con un mínimo de calidad le llega su momento de ser publicada. Eso hace que la espera sea más liviana. 
Es el caso de esta novela juvenil, que me dio la alegría de ser finalista en los Premios Literarios Jaén de Caja Granada para luego llevarme la decepción de verla rechazada, de mala manera, por una editorial. A punto estuvo de quedarse dormida para siempre en un archivo de mi ordenador, si no hubiera sido por mi visita a la feria del libro de Sevilla 2010, y por la casualidad de acercarme a la caseta de la editorial Edimáter. Alguien allí me animó a enviarla, aunque sin ninguna garantía, así lo hice y, dos años después, mi novela verá la luz. Un alumbramiento muy deseado, lo que hace más hermoso el momento.
Ahora sólo queda que llegue a los jóvenes lectores, y a los no tan jóvenes, pienso que es una obra que puede ser leída también por el público adulto. A la aventura, el amor adolescente y la ciencia ficción, se le une un mensaje a favor de la lectura, como medio para llegar a ser mejores personas. Siempre he creído que leer nos hace libres, y eso es lo que quise reflejar en esta novela.


SIPNOSIS:
La vida de Nova, una joven de 16 años, cambia por completo el día en que encuentra un libro en casa de su abuela. En el año 2100 los libros son objetos prohibidos difíciles de encontrar, y el Gobierno castiga a los que aún los poseen.
La abuela desaparece y la chica ingresa en El Club de las Palabras Prohibidas, una misteriosa organización que lucha contra el régimen totalitario que rige en el país. Además, pretende mantener en la memoria las palabras que prohíbe el Gobierno, pues el lenguaje se va reduciendo cada día.
En su nueva existencia se suceden los acontecimientos: la relación con su madre va de mal en peor; cree enamorarse de Indómito, un chico atractivo e inquietante; descubre un mundo subterráneo miserable, donde están recluidos los enemigos del Gobierno, obligados a trabajar bajo tierra y sin a ver apenas la luz del sol; allí conoce a Idrís, el chico pálido de las tiniebla, que pronto se convertirá en su mejor amigo y llenará de dudas su corazón.
Nova tendrá que luchar por conseguir una sociedad más justa, se enfrentará a personas crueles, como el Ministro; su vida correrá peligro, pero no le importará afrontar el riesgo con tal de salvar a su abuela y devolver la libertad a su país.