domingo, 16 de febrero de 2014

Reseña de Elena Marqués en Canal Literatura



Quiero dar las gracias desde este blog a Elena Marqués, por la completa y detallada reseña que ha hecho de mi libro. Y he querido copiarla aquí porque creo que hace una muy buena aproximación a mi novela.

La nieve en el almendro (El desván de la memoria, 2013), última novela de Felisa Moreno Ortega, es, en realidad, dos novelas que se complementan. Por un lado la que se desarrolla en un presente acuciado por los recuerdos, la del Julián cuarentón y vencido, casado sin amor y padre de dos hijas distantes y desagradecidas que busca el refugio de una prostituta y vuelve a su no menos desastroso pasado al reencontrarse con Macarena, madre de su mejor amigo en la adolescencia de la que estuvo (y quizás aún está) perdidamente enamorado. Por otro los capítulos trazados por Salva, camarero en su bar, conato de escritor que tiene en común con la autora de este libro su vinculación con Alcaudete (¿querrá este dato identificar, de algún modo, a los dos narradores?), que reconstruye lo que su jefe le cuenta en los capítulos de Retazos de amor y sexo hasta que se enfrenta a sus propios problemas y termina abandonando.
Con esto quedaría resumido el libro, del que no quiero desvelar cómo acaba pues sería una verdadera faena para el lector. Es, eso sí, un final sorprendente, y quién sabe si necesario, muy bien guardado a lo largo de todo la obra aunque la autora ha sabido dejar alguna pista, ha trabajado en la coherencia de ese aspecto fundamental que es la estructura.
Igualmente trabajado está el lenguaje, aparentemente sencillo, pero a la vez poético, con imágenes hermosas y vivas que dejan traslucir a una gran escritora en ciernes, con buenas descripciones físicas tras las que enseguida entrevemos la figura completa.

Llama la atención el escaso protagonismo de algunos personajes, los que conforman la vida actual de Julián. Su mujer y sus hijas apenas son sombras que le destrozan los días, a las que evita a toda costa pues su mero contacto lo hace infeliz. Sin embargo, los que componen la segunda novela acaban superponiéndose a los primeros, por ser, al fin y al cabo, los que expliquen tantas cosas (no hay más que ver el título del primer capítulo del libro, «El peso del pasado»). Serán esos actores de su adolescencia los que acaparen nuestra atención.
La abuela de Julián es protagonista fundamental, mucho más que los padres. Su imagen dura se va suavizando poco a poco a los ojos de su nieto y ante los lectores al conocer los reveses que le ha dado la vida.
Porque realmente todos los personajes han atravesado una existencia trágica; algo que se nos haría insoportable si la autora no fuera dosificando la información, cambiándola según la percepción del que lo cuenta, ya sea el Julián adulto o el Julián niño.
Quizás la presentación de muchos personajes como meros prototipos sea necesaria al argumento. Cada uno participa y se muestra en función de su papel en la obra. También su caracterización fluctúa con datos que parecen contradictorios, como si el producto de los recuerdos no alcanzara una sólida consistencia o el transcriptor interpretara y escribiera según el momento. Así, Macarena, un fantasma que apenas habla en la novela número 1, es en «Retazos de amor y sexo» solo una mujer hermosa y sensual, y, aunque se nos informa de cierta actividad política, esta no se desarrolla por no ser un elemento fundamental en la trama. La hermana de Julián, Marta, se presenta simplemente como la niña odiosa y mimada que desemboca en la droga seguramente cuando descubre que la vida no le gusta. La madre es una mujer triste que solo le demuestra indiferencia. La existencia del padre se reduce a estar siempre borracho. Y Salva, que ansía convertirse en escritor, se retira abruptamente agredido por su propio pasado, aunque llega a finalizar lo fundamental de su obra. Nos sirve de escribano y de contrapunto aparentemente amable a la triste realidad de su jefe, maltratado desde la niñez por unas burlas que no acaban de desaparecer.
Por supuesto, hay otros personajes secundarios que no merecen mucha más atención, todo ese público que llena el bar por las mañanas, incómodo ante la realidad sucia de una mendiga a la que desprecian. Será don Andrés quien se erija en portavoz y pida su alejamiento, como podía haber sido cualquier otro, si bien la autoridad que le confiere su cargo en la empresa Resplandor Seguros es la que lo empuja a actuar. Su caracterización como un chulo insensible es también la esperada en estos casos.
Papel fundamental es el de los espacios, mejor tratado que el tiempo, donde se detectan algunas inexactitudes (parece que toda la historia de Macarena se reduce a uno o dos meses, algo difícil de creer dada la profundidad y la trascendencia de la relación). Los lugares de la infancia se plasman en las páginas con todos sus sabores y olores; una pobreza triste que se suaviza en la casa de Macarena, pues su mera presencia todo lo arregla, y el hecho de que sea un lugar prohibido lo idealiza aún más. Y, acompañándolo todo, la insistencia de la lluvia, que no acaba de borrar las máculas de la desgracia.
La nieve en el almendro es una novela de contrastes, donde la diosa se convierte en pordiosera, donde el amor de Julián oscila entre la piel negra de Mariela y la nieve de su recuerdo adolescente, donde la vida mediocre pero acomodada que ha alcanzado se cambia por el abandono y la soledad quizás como deseo de pagar innecesariamente una culpa que solo descubriremos en el último capítulo: aquel hecho de 1978, su enamoramiento de Macarena, que solo traerá consecuencias trágicas y justifica la mayor y más trascendente de sus decisiones.
Por eso digo que el libro está bien estructurado, pues va aportando los elementos para que conozcamos toda la historia de Julián, desde su mísera adolescencia hasta su mísero final, en el momento justo, con datos que se reparten entre las dos historias paralelas con voces diferentes pero, en el fondo, muy semejantes: la del protagonista de esta historia y la de su narrador, que abandona la tarea, quién sabe si definitivamente, por una mujer que vuelve de un pasado también dañino.
Porque La nieve en el almendro es, como ya indica su primer capítulo, una novela sobre el peso del pasado, una cuenta pendiente para todos y cada uno de nosotros. También para Salva, el contrapunto del protagonista, que, sin embargo, acabará igualmente engullido por las circunstancias.
Debo confesar que se sufre mucho al leer esta novela, que se siente uno «abducido» por ese fardo del que es imposible liberarse para construir cada día un nuevo presente. Que es muy difícil tirar lastre. Y que la historia acaba por repetirse en su ciclo inagotable.
Quizás es que yo no haya querido entender que el final no es triste y que la elección de Julián es la que lo libera; que lo que para mí significa sumergirse en una nueva pesadilla no es sino un gran paso para el protagonista. Que la frase del principio «Dicen que si sacas fuera lo que te hace daño, el dolor disminuye, que es como extirpar un cáncer» realmente consigue su efecto.
Pero en esto, como en todo, será el lector quien calibre.
 Elena Marqués

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy en día todos buscamos formas de ganar dinero fácil, dada la necesidad del mismo y la problemática laboral existente en nuestro país. Yo, como todos vosotros también estoy con esa problemática y sigo recorriendo el enorme espacio internauta, en busca de ese trabajo que realmente cumpla con mis expectativas, es decir, trabajar poco y ganar mucho dinero. La verdad es que llevo mucho tiempo tras esa búsqueda que puede reportarme la felicidad completa ( por lo menos económicamente), nada más lejos de la realidad, creo que así podré seguir unos cuantos años más o quizás indefinidamente. Llevo cierto tiempo investigando los sistemas Multinivel, es decir, un sistema en el que tu ingresas a formar parte de una empresa realizas ciertos trabajos por los cuales eres remunerado, en algunos supuestos altamente remunerado. Para ingresar sólo necesitas que algún miembro de los que ya forma parte de dicha empresa te patrocine y comienzas a formar parte de su equipo. Una vez dentro de este mundo del Sistema Multinivel te puedes conformar con ejecutar los trabajos que te encomiendan diariamente o hacer lo que se denomina red, es decir, buscar a otros miembros que pasen a formar parte de tu equipo y por consiguiente realizar un sistema de red denominado binario o lineal, el cual te crea unos beneficios residuales que se añaden a los beneficios que te dan por tu trabajo diario.
A día de hoy, en YouTube dispones de mucha información sobre el tema. En estos videos te informan de todos los pasos tanto para darte de alta en las diversas empresas que se sirven del Sistema Multinivel como de su funcionamiento. Yo estoy investigando a una de ellas LibertaGia, es una empresa de nueva creación según los datos que he podido localizar en la red, su creación data de octubre del 2013. Llevo tres días dado de alta y por el momento todavía no puedo hacer conjeturas al respecto. El trabajo diario que realizo es el de abrir 10 páginas web y visualizarlas durante un minuto cada una ( no está mal eh…), una vez visualizadas las doy como validadas y el contador de dinero me expresa que he ganado 3 $. Por lo que por ahora ya llevo nueve (9) $ ganados, sin prácticamente hacer casi nada. Según dicen en su presentación tengo que reunir 300 $ para poder comenzar a hacer efectivo ese dinero y poder disponer de él, ya veremos si es así. Por ahora no tengo más remedio que seguir intentando llegar a esa cantidad y esperar para comprar el paquete Booster ( paquete por cierto obligado de compra que tiene un precio de 399 $).
Si alguien quiere participar en este Sistema Multinivel puede utilizar mi enlace para formar parte de LibertaGia y comprobar por si mismo, si es un sueño o realidad esta forma de vivir y ganar dinero. Yo no lo sé todavía, pero ya les iré comentando paso a paso lo que me vaya sucediendo.

http://www.libertagia.com/Corelli

Ginés J. Vera dijo...

Una reseña minuciosa y acertada, enhorabuena. Un saludo.