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Hay historias que buscas e historias
que te encuentran, estas últimas, por lo general, son las mejores. Pueden
aparecer en cualquier sitio, en forma de mirada, de gesto, de paisaje, de
sueño… Mientras leía este libro de relatos tenía la sensación de que estaba
lleno de historias con personalidad propia y que habían sido ellas las que buscaron, en
medio de la sierra, a un escritor para que las contara, porque no es fácil
proponerse escribir un libro tan sorprendente. Cada vez que terminas de leer un
cuento, todavía con el regusto agridulce de lo leído, solo puedes pensar a dónde
te llevará el próximo relato.
Y es que este libro está lleno de
personajes sorprendentes: mujeres barbudas, cortadores de cabeza, hombrecillos
de color azul cobalto, Evas al desnudo, actores que no saben salir del papel…
De historias con desenlaces insospechados. De situaciones absurdas como la que
recoge el cuento “La nena, el viejo, la pelota, el padre y la madre: una
familia”, donde una pelota no para de botar y eso genera un conflicto con final
sorprendente.
Me resulta complicado hacer una reseña
de este libro porque cada cuento sugiere la suya propia y son veinticuatro
relatos los que lo integran. Podría estar folios y folios contando cosas, pero
creo que lo mejor que puedo hacer es animar a su lectura, porque estoy segura
de que no dejará indiferente a nadie.
Si tuviera que quedarme con un solo
cuento, algo harto complicado pues todos tienen una gran calidad, sería con El
tiro de gracia, creo que es un relato desgarrador, de esos que se te quedan
clavados como un disparo en la sien.
Y si tuviera que elegir un inicio, de
los muchos sorprendentes que atesora este libro, me quedaría con este del
cuento “Eva tomando el sol”: Eva tomaba
el sol en la era como aguardando la caída de un dios pagano sin más credo entre
sus sienes que la seda de los labios de su sexo. El la encontró así, con las
palmas de sus manos volcadas hacia arriba y los ojos bien abiertos. Desafiando
la luz asfixiante que venía del cielo.
Aún así, y aprovechando mis constantes visitas al otro mundo terrenal, ése en el los edificios y los ruidos se apretujan los unos contra los otros, trataré de estar vivo también aquí, en este blog que hoy parte... En este velero de verdes ramas. "
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