miércoles, 4 de diciembre de 2013

Caminos que conducen a esto de Andrés Ortiz Tafur


Editorial El desván
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Hay historias que buscas e historias que te encuentran, estas últimas, por lo general, son las mejores. Pueden aparecer en cualquier sitio, en forma de mirada, de gesto, de paisaje, de sueño… Mientras leía este libro de relatos tenía la sensación de que estaba lleno de historias con personalidad propia y  que habían sido ellas las que buscaron, en medio de la sierra, a un escritor para que las contara, porque no es fácil proponerse escribir un libro tan sorprendente. Cada vez que terminas de leer un cuento, todavía con el regusto agridulce de lo leído, solo puedes pensar a dónde te llevará el próximo relato.

Y es que este libro está lleno de personajes sorprendentes: mujeres barbudas, cortadores de cabeza, hombrecillos de color azul cobalto, Evas al desnudo, actores que no saben salir del papel… De historias con desenlaces insospechados. De situaciones absurdas como la que recoge el cuento “La nena, el viejo, la pelota, el padre y la madre: una familia”, donde una pelota no para de botar y eso genera un conflicto con final sorprendente.

Me resulta complicado hacer una reseña de este libro porque cada cuento sugiere la suya propia y son veinticuatro relatos los que lo integran. Podría estar folios y folios contando cosas, pero creo que lo mejor que puedo hacer es animar a su lectura, porque estoy segura de que no dejará indiferente a nadie.

Si tuviera que quedarme con un solo cuento, algo harto complicado pues todos tienen una gran calidad, sería con El tiro de gracia, creo que es un relato desgarrador, de esos que se te quedan clavados como un disparo en la sien.

Y si tuviera que elegir un inicio, de los muchos sorprendentes que atesora este libro, me quedaría con este del cuento “Eva tomando el sol”: Eva tomaba el sol en la era como aguardando la caída de un dios pagano sin más credo entre sus sienes que la seda de los labios de su sexo. El la encontró así, con las palmas de sus manos volcadas hacia arriba y los ojos bien abiertos. Desafiando la luz asfixiante que venía del cielo.

 


Andrés Ortiz Tafur
"Habito en un Afganistan español; una de esas sierras en las que las nuevas tecnologías y las redes de comunicación se caen de bruces al suelo en cuanto las empresas propulsoras diagnostican que sus beneficios serán exiguos. Somos pocos los beneficiarios, los contribuyentes; y entonces esa máxima de que cualquier ciudadano dentro del territorio debe contar con similares oportunidades y derechos, se liquida con un simple tiro en la sien.
Aún así, y aprovechando mis constantes visitas al otro mundo terrenal, ése en el los edificios y los ruidos se apretujan los unos contra los otros, trataré de estar vivo también aquí, en este blog que hoy parte... En este velero de verdes ramas. "

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