Ayer tuve la suerte de compartir la celebración del Día de la Mujer con la Asociación de Mujeres Santa Fe, de La Bobadilla y de presentarles mi novela "La asesina de los ojos bondadosos". Tomamos un café y les leí algunos párrafos de mi libro, que tuvieron muy buena aceptación. Para finalizar no pude resistir la tentación de compartir con ellas una carta utópica que fue premiada en el certamen Cartas a un Sueño, hace ya varios años. Aunque ya está publicada en el blog, os la dejo por aquí, creo que es apropiada para el día que celebramos hoy. Felicidades a todas las mujeres, pues todas somos trabajadoras, fuera o dentro de casa, bueno o la mayoría (Paris Hilton me hace dudar un poco). Un abrazo, amigas.
TÍTULO: In memoriam
Querida abuela,
Hoy te escribo con el alma llena de esperanza, imagino el brillo en tus ojos al leer esta carta, el color subiendo a tus mejillas y esa sonrisa que llevo grabada en mi mente desde que era niña. Una sonrisa teñida por la tristeza que tratabas de ocultar ante tus seres queridos. Aunque eso lo supe después, en aquel momento para mi sólo era un esbozo de ilusión y esperanza.
Hoy te escribo porque tengo una noticia, más bien una ausencia de noticias, ya es diciembre y durante todo este año no se ha producido ninguna muerte de violencia de género; los telediarios no han mostrado aceras manchadas, ni casas quemadas, ni cuchillos ensangrentados. No hemos guardado minutos de silencio ni hemos vertido lágrimas de hielo, que son las que más duelen porque aristan el corazón. No han hecho falta esas leyes que promulgamos para ayudar a las mujeres maltratadas, los hombres han entendido por fin que somos personas, no objetos de su propiedad.
Querida abuela, sé que te parecerá mentira, que no puedes creer mis palabras; pero lo que te cuento es cierto, lo sé de buena tinta. Todos los informes al final llegan a mí, porque, mi adorada abuelita, tu nieta, esa niña canija que siempre andaba enfrascada en los libros, ahora es la Presidenta del Gobierno y mi última decisión ha sido derogar la ley de cuotas porque ya no es necesaria; las mujeres somos mayoría en el Parlamento y no hemos tenido que renunciar a ser madres. ¿Te podrás creer que me presenté a las elecciones embarazada? Supongo que no, quién votaría en tus tiempos a una mujer en estado de gestación. Mi marido ha renunciado a su trabajo para cuidar de los niños, él se encarga de la organización de la casa, se muestra muy orgulloso de mí. No le preocupa lo que opinen los demás, nadie piensa que si un hombre se queda en casa es menos hombre.
De igual forma las mujeres acceden a cualquier empleo sin ningún tipo de discriminación, no les preguntan en las entrevistas de trabajo si están casadas o tienen novio, no las despiden cuando se quedan embarazadas ni cobran menos salario realizando las mismas tareas.
Por otra parte, hemos dejado de ser meros objetos sexuales, en la publicidad no se nos muestran modelos esqueléticas que propician la anorexia entre nuestras hijas; los cánones de belleza son amplios y no se basan sólo en unas medidas y un peso. Nos sentimos orgullosas de nuestro aspecto, no necesitamos dietas, ni agredir contra nuestro propio cuerpo con operaciones estéticas que nos convierten en meras replicantes. Participamos en la vida cultural, ganamos premios, publicamos novelas, inauguramos exposiciones, diseñamos edificios, construimos puentes... Me dirás que esto ya se daba en tus tiempos, pero puedo asegurarte que no a estos niveles de igualdad con el hombre.
Ya sé, abuelita, que todo lo que te cuento te parecerá increíble, que me he vuelto loca, que hablo de un mundo al revés, que sólo es un sueño irrealizable. Muchas veces pienso en ti, en esa sonrisa rota, en esos ojos siempre húmedos, en tus manos trenzando mi pelo y entretejiendo mi alma con tus caricias. Fue mucho más tarde cuando lo supe todo, aún no te había perdonado por haberme dejado tan pronto, tú y el abuelo me abandonasteis a la vez, desapareciendo de mi vida como un buque fantasma se pierde en la niebla. Nadie me daba explicaciones y crecí con la sensación de angustia, de pérdida, temiendo que cualquier día pasara lo mismo con mis padres.
Después lo entendí todo, fuiste una víctima más de la prepotencia masculina que aún imperaba en tus tiempos, sufriste en silencio durante muchos años hasta pagar con tu vida una deuda nunca contraída. Aunque lo intento no puedo dejar de odiar al abuelo, nada puede justificar lo que te hizo, cómo te arrancó de nuestro lado.
Mi amada abuela, los ojos se me llenan de lágrimas redactando esta carta y el pulso me tiembla, no me regañes por los borrones, estoy escribiendo con la pluma que me regalaste, aún la conservo para no olvidar que el pasado está ahí, que tenemos que estar atentos y sobre todo atentas para que no vuelva a repetirse la historia.
Hoy dejo esta carta sobre el frío mármol de tu tumba y se me encoge el corazón, luego sonrío y pienso: ¡cómo me gustaría ver el brillo de tus ojos al leerla!
Tu amantísima nieta,
Utopía.
8 comentarios:
felicidades por tu novela y disfruta del momento
Besos
Rosa.-
Digo yo Felisa, que ya puestos, podría ser día de fiesta. ¿no? No contestes, es que tengo ganas de que lleguen las vacaciones.
Recuerdo la carta. Utópica, desde luego, a finales de año y sin muertes por la violencia de género. Ojalá llegue ese día.
Un beso.
¡Felicidades a tí también, Felisa!
Mujeres que trabajamos en casa, fuera de ella y además ¡escribimos!!
;=))
La carta es entrañable...¡ojalá todo eso de lo que habla Utopía esté más cada vez más cerca!
Besos.
Felicidades también para ti, Felisa. En este caso dobles felicidades puesto que la presentación de tu novela, a juzgar por la foto, tuvo que ser un éxito.
La carta es preciosa, no me extraña nada que resultara premiada. ¿Conseguiremos algún día todo lo que nos propone esa singular misiva?
Un abrazo.
Hola Felisa.
Me alegro de todo lo bonito que aparezca en tu vida.
Disfruta de cada momento como si fuera el primero, jamás el último.
Larga vida y muchos besos.
Que cada ser viva como desee.
La carta es preciosa. Ojalá fuera cierto.
Felicidades, Felisa.
La mayoría de las mujeres trabajamos dentro y fuera, trabajamos siempre, estemos donde estemos y casi siempre sin perder ni la sonrisa ni la esperanza.
Un beso
Hola, Felisa! en estos dias de cierto descanso, por fin he leido tu libro!!! y sabes? me ha encantado... desde la primera linea hasta la ultima. No podia parar. Aun sigo imaginando, como si de una historia real se tratase, donde estaran Pedro 2, y Raquel, si estan casados ya... si vienen por Jaén de vacaciones o es que viven aqui... jajaja imaginate, Felisa!. Consigues que imaginemos contigo, que indaguemos contigo... y que la novela siga viva ( por supuesto la palabra escrita siempre vive, no muere. Y un libro es vida.) con la especulación sobre el futuro de todos los protagonistas. Creo que eso, es uno de los buenos ingredientes, de un buen libro.
Pobre Severina! Lo malo de la realidad en la que vivimos es que quizá hay muchas Severinas olvidadas... y dentro de lo malo no han tenido las "suerte" que nuestra Severina ha tenido , de resarcirse aunque sea en la otra vida.
Te mando un abrazo.
P.D: recuerda que te mereces un ratito de bienestar... y que esta aqui esperandote cuando quieras gastarlo.jejejeje
MariCarmen.
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