domingo, 15 de marzo de 2009

Noguerones, mi pueblo

Conforme el tren devoraba los kilómetros, alejándola del influjo de Pedro, se sentía libre, como cuando era una niña y corría por las camadas de los olivos, desatendiendo la llamada de su madre, siempre tan protectora. Y oía las risas de su abuelo, que la animaba a seguir corriendo, sus pequeños pies machacaban las aceitunas caídas, dejando un reguero de sangre marchita en los terrones, que enfurecía aún más a su progenitora. Hasta que se detenía delante de la criba, un artilugio similar a un columpio donde se separaba el fruto de las ramas caídas al desprenderlo del árbol, con aquellas varas de almendro que los aceituneros manejaban con destreza, golpeando con estudiada saña a los sufridos árboles. Admiraba la fuerza de su padre, que levantaba la espuerta hasta la altura de la criba, por encima de su pecho, para luego dejar caer las aceitunas que bajaban alborozadas como niños díscolos. Abajo las esperaba la abuela, con sus dedos ágiles, que retiraba presta los tallos que escapaban al cribado, Raquel contemplaba esas manos curtidas, acostumbradas al duro trabajo del campo, morenas y pequeñas, que también sabían acariciar y transmitir calma.

Los días eran largos y pesados incluso para ella, demasiado pequeña para colaborar; pero al final de la tarde, cuando se recogían los aperos y miraban hacia atrás para ver los sacos llenos, que reposaban como animales cansados en mitad del olivar, sentían la satisfacción del trabajo bien hecho, la seguridad de que su esfuerzo no sería en vano, que aprovisionarían de aceite las despensas y de dinero las arcas de la familia, y asegurarían el sustento de la misma. Entonces las dudas no asaltaban su ánimo ni lloraba a escondidas tratando de buscar el motivo de tanta tristeza, las cosas eran más sencillas...
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Fragmento de mi novela "La asesina de ojos bondadosos"

15 comentarios:

TitoCarlos dijo...

En el Metro de Madrid (y en otros sitios supongo) ponían en las paredes de los vagones un cartelito con un texto; era el principio de un libro, la primera página. Al final del texto estaba el título, el autor y: "Ya lo has empezado, continúa."
Para promover la lectura era magnífico; conmigo funcionó. Leí muchos libros desconocidos por mí.
Pero ahora puede ser una locura, porque... ¿cuanto falta? Ahí pone que menos, pero ¿para cuando? ¿Cuanto tiempo voy a estar con ese gusanillo reconcomiéndome el alma?

¡Quiero saber como continúa!

Este principio ( o lo que sea ) de tu novela es magnífico; espero la noticia de poder conseguirlo.

Un abrazo,

Felisa Moreno dijo...

Hola Tito,
Este es un fragmento del primer capítulo, lo puse porque describe como era la recogida de la aceituna antes, ahora está mucho más mecanizada.

En cuanto a mi novela, ufffffff, un pajarito me ha dicho que ya está impresa, que sólo falta encuadernala, pero como va todo tan lento no me atrevo ni a pensar cuántos días serán. Espero que en abril pueda presentarla.

Un beso, amigo

Ardilla Roja dijo...

Hola Felisa.

Yo lo de la aceituna no lo conozco porque se hace en invierno y en ese tiempo estaba en el colegio, pero en agosto, con las vacaciones de verano si me llevaban a coger almendra que por cierto no me gustaba nada.

Cuando se pueda comprar esta novela quiero que me lo hagas saber.

Un beso

Lupe dijo...

Hola, Felisa.

La verdad es que ha sido un buen aperitivo de tu novela. También tengo mucha ganas de que salga del "horno" y podamos leerla YA.

Tiene su aquél el encajar una asesina de ojos bondadosos por ese ambiente...

¿Ves como necesitamos leerla?

Un abrazo y mucha paciencia.

Maat

Juan Manuel Rodríguez de Sousa dijo...

Este es un bonito pedazo de tu novela que recomiendo cuando al fin la publiquen.

Encantado de pasar por aquí,
un saludo

Celia Álvarez Fresno dijo...

La leeremos cuando esté publicada. Seguro que será un éxito.
Un abrazo

Ave Mundi Luminar dijo...

Bellísimas imágnes de realidades más coherentes...

He sentido esa frase final como una verdad que como la espada de damocles, amenaza a tantas y tantas familias....

Saludos.

Martikka dijo...

Me alegro de que la novela ya esté en "el horno".
Este fragmento me ha dejado con ganas de más...!

milagros dijo...

Un fragmento precioso, lleno de descripciones y de sentimiento.
Si el resto es igual, seguro que lo disfrutaremos.

Susana dijo...

Muy buena pinta tiene tu novela, Felisa. Me ha gustado mucho este fragmento que nos has regalado.

Gracias y un besote

pichiri dijo...

No suelo hacer ningún comentario si no es sincero, por eso algunos se enfadan. Esta estampa de la recogida de la aceituna me ha encantado y las descripciones se ajustan mucho a la realidad. Yo suelo relatar estampas de estas actividades que por desaparecidas añoro y tu relato me ha hecho volver al pasado, lo que te agradezco. En mi tierra las varas que se utilizan para golpear son tambien de olivo, quizás pensamos que el golpear será mas dulce si no lo ejecuta la vara de un arbol extraño.

--- dijo...

Muchas gracias Felisa por adelantarnos esas letras. Es una buena descripción de aquello que ya es recuerdo. Yo también espero que salga esa hornada, pues lo bueno, siempre sabe a poco.... Y te deseo muchas más hornadas, las mereces.

Un fuerte abrazo.

Luz dijo...

Una cuidada prosa, llena de matices, sabios, locales, sensibles y cargados de reminiscencias.
Preciosa selección de tu libro que retrata un instante, un pueblo y un carácter.

Jorge Martin dijo...

Una cuidada prosa, que describe con muchos detalles y elementos que te hace ponerte en situaciòn.Nos leemos

Felisa Moreno dijo...

Gracias a todos, este es un fragmento de los más descriptivos de la novela. No soy muy dada a las descripciones largas, me dejo llevar por la historia y los sentimientos de los personajes.

Al releerlo pensé que cambiaría algunas palabras, estructura de las frases. Ese me dice que he evolucionado, supongo que eso es bueno, soy capaz de criticar mi propia obra.

Un abrazo para todos, agrazco mucho estas visitas y el interés por mi novelita.