lunes, 16 de marzo de 2009

Jaboncillos de Portugal


¿Quién no se ha llevado alguna vez las pastillas de jabón de los hoteles? Es una forma de tratar de retener esos momentos, por lo general agradables, que pasamos en otros lugares, alejados de la rutina diaria. Cuando las coges justificas tu acción pensando en las múltiples utilidades que le darás a esos pequeños rectángulos envueltos en papel o plástico. Después acaban olvidadas en cualquier cajón o bolsa, esperando que llegue el día en que volverán a ver la luz.
Esa luz puede venir de la mano inocente de un niño, que descubre esa bolsa perdida en el armario del cuarto de baño. Que coge del brazo a su madre y la lleva hasta allí para mostrarle lo que ha descubierto.
- Mira mami, mira lo que he encontrado, es de Portugal.
- A ver- digo yo, con tono impaciente que tengo la comida puesta- Vaya, son pastillas de jabón.
- ¿Puedo cogerlas?-pregunta con ansiedad.
- Claro hijo, luego puedes lavarte con ellas.
Si lo hubiera sabido antes. Desde que Juanma encontró los jaboncillos del hotel se lava las manos más de seis veces al día. Nunca vi sus manitas tan limpias, hasta ha conseguido sacar de sus uñas la huella negra de la plastilina. Supongo que mientras se lava, se deleita con los buenos momentos vividos el verano pasado.
Y yo comprando jabón líquido con dosificador para que les resultara más cómodo. Rebuscaré por los cajones el recuerdo de otros hoteles, de otras ciudades, a ver si consigo mantener vivo su interés por la higiene.

23 comentarios:

SeaSirens dijo...

Jejeje...Que gracia felia tu niño...
Ves, uno hace las cosas siempre pensando que va a ser lo mejor y más cómodo y luego resulta que les llama la atención algo a lo que tú creías no darle tanta importancia...
Casi siempre pasa, pero ojalá todas, fuesen por un motivo tan bonito como este.
Realmente entrañable.

Un beso fuerte!!

SeaSirens dijo...

Perdón, me he dejao una "s" en tu nombre. Es Felisa.

Besitosss!

jose dijo...

Hola Felisa. Estos niños son tan así, tan sorprendentes, tan de comérselos...
Hoy una sonrisa, siempre que vengo por aquí me llevo algo. Abrazos,

Ardilla Roja dijo...

jajajaja que bonico. Si al final, todo sirve para algo.

Un beso Felisa

Juan Manuel Rodríguez de Sousa dijo...

Los niños somos tan imprevisibles, pero a la vez tan certeros...jaja

Un abrazo a mi tocayo a su madre,
Juanma

Celia Álvarez Fresno dijo...

Ya ves... los niños nos sorprenden siempre. Recuerdo cuando mis hijos, pequeñitos, jugaban con las cajas de los regalos de Reyes.
Es así.
Un abrazo

El desván de la memoria dijo...

Me lo sigo pasando de fábula con las ocurrencias de tus hijos. Mira, nada más fácil que dejar que ellos descubran las cosas; si hubieras escondido en el armario el dosificador de jabón, ahora estaría encantado usándolo (porque lo habría descubierto, seguro).
Un abrazo,
Ramón

Anónimo dijo...

tienes un regalito en mi blog. cuando quieras te pasas.
besos.

AL-EMPLEO dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Felisa Moreno dijo...

Mi hijo es una fuente de inspiración, SeaSirens, me río mucho con él, tenías que haber visto su cara mientras me enseñaba la pastillita de jabón, como si hubiera encontrado un tesoro.
Un beso, sirena.

Hola Jose, gracias por venir, es un placer verte por esta casa. Un abrazo.

Sí, Ardilla, a mí me va a servir para que tenga las manos limpias, que mira que le he regañado veces y ni caso. Besos.

Es verdad, Juanma, si tu eres un niño también, un poquito grande, eso sí. Un abrazo (de puntillas)

A los míos les pasa igual, Celia, se distraen más con los envoltorios que con los juguetes. Un beso.

Tienes razón, Ramón, ahora estoy animándolo a que se prepare la comida él (mientras no sea peligroso) a ver si consigo que coma con más ganas, que está hecho un canijo. Un abrazo, profe.

Gracias por el regalo Estela, enseguida voy para allá. Un beso.

milagros dijo...

Es que los jaboncitos han sido un descubrimiento suyo, él los ha recatado del olvido. Es más emocionante lavarse las manos con ellos que con el gel que compras en la tienda.Su mundo mágico.

Susana dijo...

¡Tienes un tesoro inspirativo en tus hijos, Felisa!

Me encantan sus ocurrencias

Besos

JuanRa Diablo dijo...

Es curioso. Probablemente al haberlos descubierto él se le hacen más atractivos. Los debe ver como su tesoro.
Los niños son una sorpresa tras otra y en este caso ha venido muy bien su nueva afición.

Un saludo, Felisa

Manuel de Mágina dijo...

Me gustaría leer tu novela, Felisa. En otras experiencias de conocidos a quienes les ha publicado la diputación me las he visto y deseado para hacerme con un ejemplar. Avísame cuando salga y dónde puedo conseguirla.
Oye, ¿qué te está pareciendo Cortázar?

Besos.

Felisa Moreno dijo...

Gracias Milagros, es cierto, que para él son especiales, mágicos incluso. Un beso.

Sí, Susana, al final terminaré haciendo un libro con sus anécdotas. Gracias por pasarte, un beso.

Hola Juanra, qué alegría verte por aquí. Me ha venido genial, ahora no tengo que insistir para que se lave. Un abrazo.

Felisa Moreno dijo...

Hola Manuel,

En primer lugar, sobre mi novela, en Diputación me han dicho que se comercializará a traves de la editorial El Olivo. He comprobado que tienen una página por la que venden a través de internet. Pero todo va tan lento que no sé para cuando estará disponible. A veces pienso que hubiera hecho mejor publicándola con una editorial. Antes de recibir el premio de Diputación la envié a una editorial y se interesaron por ella, pero cuando me dieron la respuesta definitiva ya sabía lo del premio y no quise renunciar a él.

En cuanto a Cortázar, lo he dejado un tiempo, ahora estoy con Saramago. Empecé leyendo cuentos, algunos me han gustado muchísimo, otros me han parecido pesados. De todas formas pienso que merece la pena leerlo, se aprende mucho de él (de Cotázar digo)

Un abrazo, paisano

Anónimo dijo...

ufff...claro que si, quien no lo ha hecho...y sabrà Dios si algùna que otra toallita se habrà escapado por alli...


Lindo y personal relato, gracias por compartir...y felicidades por la novela que anuncias...


saludos

Paco Bailac dijo...

Las pequeñas cosas tan ignoradas, tan ausentes. de pronto nos dan vida.
Un saludo


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Maribel Romero dijo...

Qué razón tienes. Creo que uno de los principales motivos por los que les gusta a mis hijos viajar es precisamnete ese: las miniaturas que se encuentran en los cuartos de baño de los hoteles. ¡Les encantan! Ahora ya no es solo el jabón, es el gel pequeñito, la crema hidratante, el pack con cepillo de dientes y tubito de pasta, la esponja limpiazapatos... En fin, se puede ser feliz con tan poco...

Un abrazo.

J.E. Alamo dijo...

Lo que son los críos!! Buena historia, Felisa.

Serio Y. Pérez dijo...

Los niños si saben inventarse historias.
¿Dónde queda el hotel Borges que anuncia uno de los jabones? ¿Dentro de una biblioteca o junto a ruinas circulares?.

yanmaneee dijo...

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Anónimo dijo...

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